viernes, diciembre 02, 2005

E218, E219, E220, etc.

Intento explicarmelo pero ninguna razón me resulta lo suficientemente satisfactoria para comprender porqué mi buen amigo el Pájaro Espino lanza tan feroz ataque contra mí. Un ataque que no responde a crítica de ningún tipo vertida desde la Polisea. No me queda más remedio que pensar que los maestros de la crispación, de la altisonancia, del fundamentalismo democrático, ya han dejado caer sus consignas desde lo alto de la vertiginosa pirámide en que se estructuran. También es posible que alguna mañana se haya levantado demasiado pronto y confundiendo (?) el dial de su emisora haya bebido la hiel de la radio "oficial" de Dios. En cualquier caso, quiero confiar en que su contrastado raciocinio, bien imbuido de su legítima ideología, no haya querido más que dar pábulo a un debate que vaya a mayores, a esos grandes temas que desde el principio en su blog ha glosado, sin que recibieran una respuesta certera por parte de este compañero. Pájaro, sólo dos recetas para que en este diálogo no prosigas por el camino escatológico del vómito no vertido ni de las palabras no pronunciadas, cuídate de la gripe aviar, ave de negras plumas, y labordetea con más frecuencia, que tus fans dejamos notar el mal humor cuando no coges la mochila y la guitarra con tu acostumbrada frecuencia. No por ello, vas a dejar de tener frente a ti, en el estrado de tu izquierda, la palabra agazapada, observadora, que has sacado de su letargo de reflexión silenciosa. Cito las palabras de nuestro común amigo Casero: "Pues lo dicho, que como Boyer que pasó de ministro socialista a escudero del Reino de Ansar, el Pájaro Espino ha pasado de la canción protesta más roja a volar con las gaviotas también al Reino de Ansar." ¿Lo veís? Pajaro negro recortado sobre el cielo gris ceniza. Un objeto dorado resplandece en su pico. Lo deja caer sobre nuestras cabezas. En su caída recita un soneto en nuestros oídos, brillante rima, medición perfecta. Agarro a coger el objeto caído, el soneto reviste la forma de un bombón Ferrero Rocher. Lo tomo entre mis dedos y el papel de oro se hunde con la leve presión del tacto. Esta vacío, Pájaro Espino, está vacío; el soneto está vacío. Examino el papel arrugado, figuran impresos los ingredientes del soneto. Leo: "E218, E219, E220, etc." Ahora entiendo el leit motiv de todo esto. El soneto carece de sustancia, sólo está hecho de conservantes. Primer intercambio de dardos, amigo del alma. Bien sé que a los dos no nos falta talante, por más que tu aborrezcas del mismo. Desde el talante, muevo mis piezas en el tablero. Primer tema en liza... educación... relaciones exteriores. Quien toque primero, dará por iniciada la contienda.